Experiencias «Made in China»

Hoy os voy a contar la historia de cómo me hice modelo de vestidos de novia por un día en Shanghái.

Todo el mundo dice que China es la nueva «tierra de las oportunidades», que el chino el «idioma del futuro» y que hay que irse a China para cumplir nuestros sueños. Sin embargo, no voy a hablar de este tema, ni tampoco me voy a meter en polémicas sobre si es fácil o no encontrar trabajo en China (de eso ya han hablado otros aquí, aquí o aquí). De lo que sí voy a hablar es de cómo en China es fácil encontrar trabajos poco convencionales y vivir situaciones un tanto peculiares por el simple hecho de ser occidental (¿o quizás sea porque en China pasan cosas raras así como así?). 

Cuando viví en Shanghái me encontré en situaciones que difícilmente me hubieran podido pasar si hubiera estado en España, como por ejemplo:
  • Participar en el rodaje de un videoclip (en un bar con forma de avión)
  • Salir en un programa de televisión sobre comida española
  • Beber gratis en discotecas
  • Ser modelo de vestidos de novia

Esta última experiencia es la que mejor ejemplifica cómo en China puede pasarte de todo, y es la historia que relato a continuación:


Modelo por un día.
Mi amigo Carlos de Guatemala tenía una compañera de trabajo china que iba a abrir un negocio de vestidos de novia «fusión». Según su página web, la cual por desgracia no he podido encontrar, los vestidos iban a tener influencias chinas y mexicanas. Supongo que por eso estaba buscando una extranjera que tuviera un aire latino para salir en el book de fotos de la tienda. Jenny, así se llamaba la emprendedora, le pidió a Carlos que le enseñara fotos de sus amigas en Facebook, y entre todas me eligió a mí. ¿Por qué? No se sabe, Carlos tenía muchas amigas que eran mexicanas de verdad en Shanghái, pero por alguna razón yo le parecí la más adecuada. 

Total, que un día Carlos me preguntó que si quería hacer las fotos y que cuánto quería cobrar, a mí se me fue la cabeza y le dije que 800 yuanes, «porque yo lo valgo». Para mi sorpresa Jenny aceptó el precio, al parecer una modelo de verdad habría cobrado mucho más, y ya no me quedó otra que hacer el trabajo.

Quedamos un domingo en la estación de metro más cercana al lugar donde íbamos a hacer las fotos. Inteligente de mí había decidido salir «un rato» la noche anterior, obviamente terminé acostándome a las tantas. Lo mejor es que como pude prever las ojeras que iba a tener al día siguiente decidí ponerme una mascarilla para las ojeras antes de dormir, creo que el tiempo que había que dejárselo puesto era 20 minutos, pero yo, para que hiciera más efecto, me la dejé puesta toda la noche. Como resultado, a la mañana siguiente, me salió una especie de quemazón roja debajo del ojo izquierdo que no hubo manera de ocultar por muchas capas de maquillaje que me eché. 

En fin, yo me compuse lo mejor que pude y allí que me planté. Cuando llegué a la casa donde iba a ser la sesión de fotos la otra modelo china, muchísimo más guapa que yo y, a juzgar por la soltura con la que posaba, con mucha más experiencia que yo, ya estaba casi lista. Me sentaron delante de un espejo, me maquillaron y me peinaron. La maquilladora comentó algo sobre la zona roja de mi ojo y yo salí del trago diciéndole que era hereditario o algo así. Cuando ya estaba lista, moño y corona incluida, pasé a la zona de los vestidos. 

Resultado final.
Con la maquilladora.

Seré honesta, aparte de que aquello tenía poco que ver con México, los vestidos eran feos y malos con narices. Las perlas y las lentejuelas que adornaban las telas se caían a puñados y además, todos eran de talla única, con lo cual, no hubo manera de pasarme algunos por las caderas y, en otras ocasiones, me tuvieron poner pinzas de la ropa por detrás para que no se cayeran. 


Uno de los pocos vestidos que sí que me gustaron.
Así era por detrás.

La sesión de fotos fue larga y dura, ¿quién dijo que el trabajo de las modelos fuera fácil? Para nada, fueron 5 horas de ponte vestido, sonríe, gira, mete barriga, saca pecho, ponte recta, vuelve a girar, sonríe más, quita vestido y vuelve a empezar. Por otro lado, el fotógrafo tenía una pequeña obsesión con una pose que según mi punto de vista, una vez vistas algunas de las fotos, era poco favorecedora:

La Cenicienta preñada de 4 meses.
Más que al altar parece que voy al Purgatorio.
Los brillantes que no falten.

La verdad es que a pesar del esfuerzo físico y el hambre que pasé (no había desayunado mucho y trabajamos sin parar) fue una experiencia muy divertida y especial. Las chicas que nos ayudaban a vestirnos fueron muy simpáticas y por lo menos, entre vestido y vestido, tuve alguien con quien charlar. Al final del día, además de los 800 juanes, me llevé a casa una de esas experiencias «Made in China».


La novia rechulona se despide.

Unas albóndigas muy ricas que me compré en cuanto llegué al metro.

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En la próxima entrada hablaré de por qué empecé a estudiar chino.


再见!

Comentarios

  1. Jajaja muy divertido este post, ojala pueda tener una de esas "experiencias" algún día cuando viva en china!!! Saludos cordiales, desde Venezuela!

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    1. Seguro que sí, es fácil verse en situaciones de este tipo con frecuencia en China.
      Muchas gracias por leer y comentar.

      Un abrazo,
      Teresa.

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  2. Una anécdota muy divertida ^^ Estoy deseando leer el próximo artículo

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    1. Me alegro de que te haya gustado. :) Y para la próxima me pondré las pilas, que últimamente tenía esto un poquito abandonado. Besos.

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  3. Respuestas
    1. :-D ¡Las cosas que pasan en China son para escribir un libro!

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  4. Oye qué guapa estás de novia! Aunque los vestidos sean feos!

    Sí que es cierto que en China te pasan cosas curiosas, A mí me pasaban cuando estudiaba en Beijing, ya no, ahora soy una persona mayor aburrida. Aparte de todas las actuaciones que tuve que hacer en la uni, hice de modelo en una escuela de maquillaje y probé varios software de móviles y otros aparatos en la empresa que los diseñaba o traducía.

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    1. Mira que yo nunca he sido muy pro-boda, va a resultar que los vestidos de novia me favorecen!! jejej
      «Persona mayor aburrida»... ¡anda, anda! Será que en Suzhou no hay tanto movimiento.
      ¡Besos!

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  5. Jajajajaaj! Qué bueno!

    Yo recuerdo cuando un días nos convencieron para grabar un vídeo en el que teníamos que bailar para salir de extras en una peli por 100 yuanes la hora. Al final no nos llamaron, pero fue muy bueno.

    Estas cosas sólo pasan por China.

    ¡Un saludo!

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    1. Si juntáramos todas las historias de trabajos peculiares que hemos hecho los laowais en China nos daría para escribir un libro muuuy gordo.

      Gracias por pasarte. :)

      ¡Un saludo!

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  6. Madre mía, ¡qué bueno! hahaha me ha encantado lo de ''Cenicienta preñada de 4 meses'', hahaha.

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    1. Ajajaja, así fueron la mayoría de los poses, por suerte o por desgracia no me llegaron a enviar más fotos de las que he puesto aquí, así que no he os tenido que mortificar mucho con la pose de preñada.

      ¡Gracias por leer y comentar!
      Teresa

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  7. Jajaja! Qué buena experiencia! Pero mira, por lo menos lo pasaste bien, ganaste algún dinerillo, y tienes una estupenda anécdota que contar! :) Aunque después de vivir en China seguro que tienes muchas de esas, y nosotros encantados de leerlas :)

    Muack!

    Cíes.

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    1. ¡Por cansado que fuera no lo cambiaría por nada en el mundo! La verdad es que en China pasan cosas muy simpáticas, de hecho, me acabo de acordar de otra sesión de fotos que tuve... pero esta fue para un casting que al final no acabó en nada.

      ¡Besos!
      T.

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  8. Las diferentes indumentarias chinas han ido evolucionando a través del tiempo. Actualmente el estilo mas común es el llamado qipao o estilo cheongsam, el cual consiste en un cuello cerrado con botones elaborados de la misma tela del vestido, algunas personas mal denominan este tipo de cuello como mao.
    Algunos ejemplos en http://www.galeiaoriental.mx , espero que esta información les sea de utilidad.

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